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Opinión | 30 años haciendo revistas

Vitral y Convivencia “forman un único proyecto, un mismo propósito, tienen una misma mística y pretenden un mismo fin: servir al pueblo cubano con la verdad”.

Sol entre las nubes

El primer número de la revista Vitral salió a las calles de Pinar del Río el 3 de junio de 1994. Hoy se cumplen 30 años. Había sido pensada, acunada, y diseñada sobre papeles de reciclaje, en la sala de mi casa en la calle de Sol 50-G por un grupo de laicos que, con mucha ilusión, la presentamos a la consideración del Obispo Siro, en el Obispado, un atardecer del mes de mayo de 1994. Incluía mucho riesgo, provocaba miedo, incertidumbre, sacrificio, pero también pasión, afán, reto. Encendía el fervor interior que provoca ser apóstoles de la verdad.

La revista Vitral

Desde aquel llamado “período especial” en los años 90, hasta esta etapa terminal que vivimos hoy, Dios ha estado con nosotros. No tengo la menor duda. Todos aquellos sentimientos, negativos y positivos, se han incrementado hoy. Crear y mantener un proyecto editorial independiente en Cuba durante tres largas y agónicas décadas no es tarea fácil.

"Incluía mucho riesgo, provocaba miedo, incertidumbre, sacrificio, pero también pasión, afán, reto. Encendía el fervor interior que provoca ser apóstoles de la verdad".

Debemos dar gracias a Dios y también a muchas personas que, desde el principio hasta hoy, han colaborado fiel y sacrificadamente en este proyecto único en su fin y diverso en sus formas: escritores, artistas, editores, diseñadores, correctores, mecanógrafos, distribuidores en las parroquias, pueblos y universidades, mensajeros en bicicletas, operadores de las fotocopiadoras, empaginadores a mano, revisores hoja por hoja, presilladores, los que pegaban el lomo, los que hacían los paquetes, las secretarias de redacción, las secretarias de la Conferencia de Obispos, de los obispados de toda Cuba, de las parroquias desde Mantua en Pinar hasta Baracoa en Guantánamo. Gracias a los suscriptores en toda Cuba, que contribuían, si podían, con 12 pesos cubanos al año, dos por cada revista bimestral, gracias a su apoyo llegamos a imprimir 12 mil ejemplares de 60 páginas cada dos meses, sin fallar ni una sola vez.

Es indispensable agradecer, para siempre, el patrocinio, el entusiasmo, la protección, el ánimo y la total confianza que depositó siempre en su director, en el consejo de redacción y en su digno asesor, el entonces Padre Manolo de Céspedes, quien fuera el padre y pastor incansable, valiente y entregado, de la Diócesis de Pinar del Río y de su revista Vitral, el venerable VI obispo de Pinar del Río, Monseñor José Siro González Bacallao, a quien Dios tiene en la gloria, y que ojalá la Iglesia comience rápidamente su proceso de canonización para oficializar lo que es: un santo.

Hicimos una encuesta en Vitral y arrojó que cada revista era compartida, prestada o regalada a un promedio de 5 personas que no estaban suscritas. Todavía hoy hay colecciones completas de los primeros 78 números de Vitral, algunas de ellas encuadernadas en piel, como una que vi, personalmente, en Ciudad de México, preservada amorosamente en la vitrina de una biblioteca privada. Otras, humildemente cuidadas, en el viejo escaparate de una abuela que las relee y se las enseña a sus nietos como una reliquia. Cada vez, esas colecciones, tendrán más valor testimonial.

Estuvimos durante 13 años puntualmente, sin fallar una, cada dos meses, siendo fieles a este servicio. Damos gracias a Dios y a todos los que trabajaron, arriesgaron y sacrificaron. Yo ofrezco aquellos 10 años y un mes en que fui castigado a trabajar en un tractor con una carreta, recogiendo yaguas. Soy y seré siempre yagüero, fueron los mejores 10 años de mi vida, gran parte de ellos, con un pie en las yaguas y otro pie en los salones de Justicia y Paz del Vaticano, gracias a Dios y a Vitral.

Ediciones Vitral

Damos gracias también por Ediciones Vitral en la que publicamos más de 40 libros y monográficos, fruto del Concurso Literario anual. Entre ellos publicamos un libro histórico dado por extraviado, Instituciones de Filosofía Ecléctica Editadas para el Uso de la Juventud Estudiosa. Tomo II. Metafísica, del Padre Félix Varela. Obra escrita y publicada, por primera vez, en 1812 en la Tipografía Antonio Gil de La Habana, que se dio por perdida durante casi un siglo y cuyo original, en latín, fue encontrado, por el Dr. Amauri B. Carbón Sierra, encuadernado junto con el Tomo I, en la Biblioteca de la Universidad de La Habana.

Ediciones Vitral fue la única editorial de Cuba que aceptó la reedición del hallazgo de esta obra de Varela y lo hizo en su colección Huellas, en 2006, con una cuidada edición bilingüe (latín y español) y facsimilar. Una joya de Ediciones Vitral que marca la cumbre de su servicio editorial, que incluyó la revista infantil Meñique, la revista literaria DeLiras, y varios boletines especializados en economía, educación e informática.

Todo lo publicado en papel, revistas y libros, también estuvo recopilado y publicado en un sitio web www.vitral.org, que ha desaparecido de la red con toda esa riqueza creadora.

Sin embargo, el día del equinoccio de primavera, 21 de marzo de 2007, la nueva autoridad eclesiástica de la diócesis de Pinar del Río, a la que pertenecían el centro de formación y la revista sociocultural, decidió intervenir la revista Vitral con el propósito de cambiar su perfil editorial, junto con la extinción del Centro de Formación Cívica y Religiosa, fundado desde el 29 de enero de 1993. El último número de esa etapa fue Vitral 78, marzo-abril 2007, año XIII. El equipo de laicos que fundó y dirigió Vitral decidió no marcharse de la Iglesia, ni de Cuba, y darse un año sabático para discernir qué hacer para ser fieles a su compromiso cristiano en Cuba.

El proyecto Convivencia

Seis meses después nacía el proyecto Convivencia, el 15 de octubre de 2007, en la significativa fiesta de Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia, mística y poetisa del Siglo de Oro español. Ese día dimos continuidad a la formación cívica cada martes en la sala de la casa de la familia Toledo López.

"Hemos mantenido fielmente el perfil editorial, el lenguaje, la inspiración cristiana, el respeto a la persona y al bien común, y su transparencia audaz y serena".

Cuatro meses después, el 15 de febrero de 2008 era publicada, en un nuevo sitio web, la revista Convivencia: www.centroconvivencia.org. Aquí podrán encontrarse tanto la colección completa de Convivencia, como los números del 1 al 78 de Vitral que, por cierto, en otra decisión incomprensible, fueron borrados como se puede comprobar en su actual sitio web, pero recuperados en HTML en el sitio web de Convivencia.

De esta forma, el Centro de Estudios Convivencia y su revista sociocultural Convivencia son herencia y continuidad del Centro de Formación Cívica y Religiosa y su revista Vitral.

Hoy arribamos a los 30 años continuos de este servicio a la verdad y a “la libertad de la luz”. Convivencia superó con creces los números de aquella Vitral. Ya estamos preparando el número 100 para julio-agosto de 2024, pero hemos mantenido fielmente el perfil editorial, el lenguaje, la inspiración cristiana, el respeto a la persona y al bien común, y su transparencia audaz y serena.

Comparto la felicidad del deber cumplido, durante 30 años, con todos los colaboradores y patrocinadores que hoy están aquí, allá, o en el Cielo.

Servir al pueblo cubano con la verdad

Desde aquel 3 de junio de 1994, ambas publicaciones forman un único proyecto, un mismo propósito, tienen una misma mística y pretenden un mismo fin: servir al pueblo cubano con la verdad. Aunque las modalidades y las circunstancias hayan cambiado.

Ahora somos independientes del Estado y de las estructuras pastorales de la Iglesia. Y, como siempre, también ahora lo hacemos desde la fe cristiana, siendo miembros fieles de la Iglesia católica, y permaneciendo en la Isla, aunque siempre, antes y ahora, abiertos y en colaboración y convivencia con el pulmón de la Diáspora, hasta donde debe llegar también la gratitud por su apoyo y colaboraciones literarias y artísticas.

Al cumplir 30 años de este compromiso quiero, en el plano personal, dar gracias a Dios por la inspiración, la fuerza interior y la perseverancia, que solo vienen de Él. Y también quiero dar gracias a la comunidad eclesial, gracias a nuestros hermanos, que siempre han apoyado durante estas tres décadas, y que forman, como este servidor, parte del laicado comprometido de la Iglesia.

Y debo, quiero y deseo, dar gracias también a esa parte de la Iglesia que, aunque con decisiones escritas en renglones a veces incomprensibles, me ha ayudado a ensanchar los horizontes de mi compromiso cristiano, más allá del servicio intraeclesial en el que estuve imbuido desde mi niñez, cuando correteaba por las galerías del Obispado y era monaguillo en la Catedral, pasando por múltiples compromisos eclesiales, hasta el 21 de marzo de 2007, providencialmente el inicio de la primavera, signo de vida nueva.


30 años haciendo revistas

Fui casi toda mi vida, gracias a Dios, un hombre del mundo entregado al trabajo en el corazón de la Iglesia, desde la base hasta su cúpula. Ahora, gracias a aquella inescrutable decisión y, sobre todo, gracias a los insondables designios de Dios, he logrado ser un hombre de Iglesia en el corazón del mundo, de Cuba, de sus dos pulmones, a la intemperie, sin paraguas humanos, pero en las Manos de Dios, cobijado en el corazón de Cristo y acurrucado en el regazo de su Madre, que en Cuba se llama Virgen María de la Caridad.

Por todo ello, por ambas etapas, por toda mi vida, y aún por lo que vendrá y desconozco, doy gracias a Dios y me entrego totalmente a Él en la construcción de Su Reino aquí y ahora. Todo lo que he podido hacer y haré, ha sido, es y será con ese fin, desde la fe y la esperanza.

Estoy convencido, y confío sin reservas en que, como dijo otro santo obispo cubano, Monseñor Adolfo Rodríguez Herrera: “mañana, antes que salga el sol, habrá salido, sobre Cuba y sobre el mundo entero, la Providencia de Dios”.

Gracias Señor, por estos 30 años haciendo revistas y ofreciendo educación ética y cívica.

Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.

(Publicado originalmente en Centro de Estudios Convivencia).

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Dagoberto Valdés Hernández

Dagoberto Valdés.

(Pinar del Río, 1955). Ingeniero agrónomo. Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años. Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007. Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006. Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director. Premios: “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017. Reside en Pinar del Río.

 

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