Las propuestas de Aryam Rodríguez en el panorama de la visualidad contemporánea cubana saltan a la vista. Sin lugar a dudas otros artistas han empleado algunas de las herramientas que él utiliza en su laboratorio de pensamiento y acción creativos, pero en su caso confluyen hacia un discurso en el que lo procesual, de procedimientos orgánicos, literalmente vivos, apuntan a una introspección sociopolítica que no deja de lado lecturas filosóficas de amplio espectro.
No me atrevería a afirmar, pecando de absoluto, que su obra está exenta de ataduras y posturas culturales, bien sean importadas o vernáculas, toda vez que somos animales sujetos a trampas y corrales que recortan nuestras fronteras etnográficas e ideo estéticas. Sin embargo, para alguien poco versado en materia de constructos psicosociales (otra trampa más), Aryam parecería renunciar olímpicamente a tales lastres. Desde mi subjetividad prefiero verlo así.
En proporción, su modus vivendi y su praxis artística, fusionadas en una interrelación osmótica, inmersas en un contexto sumamente hostil para la sobrevivencia civilizada más ordinaria, –doblemente complicada para la sensibilidad de un creador– consiguen ondear como una bandera de oraciones en semejantes circunstancias.
No se trata de un monje que ayune a voluntad, como pudiera haber hecho eventualmente, sino de un padre de familia que hace forzosas constricciones –ayunos involuntarios incluidos– sobre un terreno que sabe leer sin dificultades, y que transcribe en su obra con suprema concisión y honestidad ¿Cómo lo logra? ¿Qué aspectos medulares de la realidad nacional y cósmica acaparan su atención? Acá va este fructífero y breve intercambio con el artista.
Amilkar Feria (AF): Uno de los aspectos que roba la atención en tu obra, al menos para aquellos que han despertado a una percepción cósmica e indivisible de la realidad, es aquel que está referido a los procesos naturales de los que somos parte consustancial. Los motores de tu quehacer son los elementos más simples de los que podamos disponer, incluso de procesos biológicos, más allá de que emplees algunos soportes tradicionales para hacer funcionar el objetivo final de las obras. Tal vez un esclarecimiento de lo que digo esté en el proyecto con el que te identificas. ¿Qué es Sendero del Polen Studio?
Aryam Rodríguez (AR): El "Sendero del polen" en la cosmovisión del pueblo Navajo, es un estado de la consciencia que reconoce la belleza penetrando todas las direcciones, todas las dimensiones.
Sendero del Polen Studio es una comunidad creativa y abierta donde trabajamos y vivimos con la intención de buscar esta belleza, no solo cómo criterio estético, sino como una expresión de la verdad. Apoyamos en colectivo la pincha individual de los involucrados, o creamos juntos en comunión. Nany (Nadia Díaz Graverán) y yo sostenemos el núcleo del proyecto desde hace muchos años, pero siempre se han sumado amigos a vivir la experiencia.
Asumimos el arte como una herramienta de vida, como un camino de realización, de aprendizaje. Esta postura nos pone inevitablemente a dialogar de manera creativa con cada aspecto de nuestra realidad, y a reventar las fronteras y diferencias entre la práctica artística y lo cotidiano. Arte es lo único que hay, y tiene que ser de verdad. Si no, ¿para qué sirve?
AF: Hace unos días me volví loco con una publicación tuya en Facebook, porque aparecía la misma foto de una pieza repetida en tres post consecutivos. Pensé que se trataba de un error. Sólo recién reparé en lo magnífico de emplear un solo elemento para resignificarlo conceptualmente. Me refiero a Sedición / Atentado / Desacato. ¿Cómo abordas, en esta y otras obras, y desde la virtual sutileza y benevolencia de tus propuestas, temas de tanta urgencia en el panorama sociopolítico que vivimos en Cuba?
AR: El panorama sociopolítico cubano es de un gris violento. Después de las protestas del 11J todo empeoró. La trilogía Sedición, Atentado, Desacato, es la corporalidad del estado absurdo de cosas que nos imponen. Estos tres fueron los delitos más utilizados para enjuiciar injustamente a los manifestantes; el contenido en los recipientes de las piezas es el mismísimo: ron repartido por el gobierno al finalizar ese año, simultáneamente con la ejecución de estos procesos.
Para mí el arte no debe abstraerse del contexto en el cual se produce, es una herramienta para denunciar, crear conciencia y guardar la memoria del presente. Intento, en piezas como esta, que sean la materia y la energía misma de los objetos que reúno, los que discursen sobre la realidad que representan.
AF: Algo que me cuadra mucho de No desesperes pradera todo caballo es efímero, es el modo de manifestar visualmente la Impermanencia. ¿De qué modo canalizas las filosofías y culturas orientales a través de soluciones que, de algún modo, son resultado de una praxis artística occidental?
AR: Trascendiendo esas distinciones, utilizo los recursos que me permitan expresarme, desde donde siento y entiendo las cosas, y eso sólo es verdad para mí si ya llevo integrados los conocimientos en un nivel donde la canalización de las piezas es más intuitiva que producto de un ejercicio intelectual. La expresión humana despojada de las limitantes culturales es solo eso, expresión humana.
AF: En el vacío de la historia existo, es el título de una de tus muestras personales, igual que de una pieza, en la que también empleas el recurso de la bandera de oración. Tus títulos son muy sugerentes, de una poética a toda prueba. ¿Qué resulta primario en tu concepción de trabajo? O sea, ¿qué desencadena el resultado final de una obra? ¿es una imagen, o un concepto teórico?
AR: Mi estado creativo es Jazz, es improvisación. El mayor peso recae en la intuición, la visualización en la canalización. Es como el Haiku, fluye todo junto. Disfruto el trabajo del intelecto, pero no lo fuerzo porque me quema.
AF: Al principio te hablaba de factores biológicos en la ejecutoria de tus creaciones. Pones a trabajar a la vida, en sus dimensiones bacteriológicas, en función de la obra. Cuando fermentas, y me refiero a Revolución-Evolución, del proyecto Fermentando la Noción; o Salto al vacío… de la serie: La peor zafra de la historia, ¿qué particularidades de este fenómeno biótico asocias a las dinámicas histórico-sociales con las que emparentas estas piezas?
AR: Entiendo los fenómenos todos como una compleja interrelación de causas y efectos, y esto opera en cualquier dimensión, lo mismo en la fermentación de un alimento que en la fermentación de toda una nación. Los procesos son los mismos sólo que a escalas diferentes.
Para Salto al vacío… utilicé la cuota de azúcar del mes de agosto de 2022 para iniciar una fermentación que fuera la "memoria" de ese momento. Esta azúcar, producida en la peor Zafra de la historia, para mí, cargaba con la incertidumbre del colapso económico y su consecuencia: el hambre.
En Revolución - Evolución inicié un experimento para fermentar una misma kombusha en dos frascos distintos, bajo las mismas condiciones, y exponerlos a estos hexagramas del I Ching (Revolución / Evolución), incorporándole parte del dictamen de cada uno, con el fin de observar que ocurría en el proceso. El mismo "calor" que fermentó la pieza, insidió y desencadenó los sucesos del 11J a nivel social. Cuando se reúnen ciertas condiciones, el resultado es predecible. Eso observamos.
El hexagrama Chien (la Evolución) habla de un árbol en la cima de la montaña, encumbrado por la virtud, y naciendo de parto natural porque es su tiempo.
El hexagrama Ko (la Revolución) dicta: “en el propio día (de la revolución) encontrarás la fe”.
AF: En muchas de tus publicaciones te muestras en espacios naturales ejecutando alguna performance en sintonía con el entorno, casi siempre en compañía de una flauta. ¿Es el sonido parte integrante de tu trabajo, o de tu filosofía de vida?
AR: La música es todo, es el arte más cercano a la esencia del espíritu. En mis procesos creativos es la medida más clara del aprendizaje directo con Dios, que es lo que llamamos estudio autodidacta. Me he aplicado en la construcción y ejecución de instrumentos percutivos y flautas ancestrales.
También en los últimos años me he apasionado con el Shakuhachi, una flauta tradicional Japonesa de Bambú, cuya tradición nace en la secta Fuke del Budismo Zen, y es utilizada como herramienta de iluminación en el Zuizen o meditación soplada.
Respiro todos los días en el Shakuhachi. Mis intereses al respecto trascienden el estudio puramente "musical" y van más por la observación de cómo transforma este proceso mi realidad.
AF: En la presentación de tu página de Facebook mencionas tu desempeño en Gigantería, Animación y Arte callejero. ¿Todavía ejerces en algunos de esos espacios u oficios?
AR: No. Gigantería fue en un momento mi familia y escuela, éramos una comunidad independiente de artistas que hacíamos teatro callejero para vivir. Cuando sentí que el espacio no me brindaba más lo que yo buscaba, me fui.
AF: ¿Practicas alguna técnica de meditación, o profesas algún credo o filosofía que te acompañe espiritualmente en el acto de concebir el arte?
AR: El ser humano en general cree que la espiritualidad es opcional, no el origen de la experiencia de la vida misma. En verdad somos seres espirituales teniendo una experiencia de aprendizaje en un cuerpo.
La Meditación es el camino directo para habitar nuestro espíritu y vivir una relación personal con Dios. No puede confundirse con religión ni sistema organizado alguno, porque entonces estos se convierten en la autoridad, en intermediarios externos de un proceso que es interior. Nada que buscar fuera.
La Meditación es el espacio infinitamente creativo donde apoyo mi vida y mi obra.
AF: ¿Crees que estamos cuidando bien este planeta?
AR: Es evidente que no. El gran avance de la humanidad en campos como la ciencia y la tecnología, contrasta con la inmadurez y la ignorancia de los aspectos esenciales de su existencia. Es tan profundo este desconocimiento, que nos creemos separados del resto de la vida. El ser humano es una biósfera que habita otra biósfera y ni se entera. Si no nos entendemos como individuos, ¿cómo vamos a entender la complejidad de la vida y del espíritu que nos contiene? Somos la única especie con consciencia de nuestra conciencia, y los únicos que actuamos en contra de nuestra naturaleza. Ninguna otra especie lo hace. Es faltar al respeto a cualquier especie animal compararlos con el humano.
Hoy estamos en la encrucijada de una posible extinción debido a las consecuencias de nuestra ignorancia, y a la vez tenemos la oportunidad de reconocer y vivir la plenitud de una consciencia amorosa que nos evoluciona e ilumina. ¿Qué escoges tú?