Al revisar en las noticias de Cuba y el mundo referentes al incendio en los supertanqueros en Matanzas, muchos titulares incluyen la frase “impacto medioambiental” o similares. Sin embargo, en textos periodísticos e informaciones oficiales poco se obtiene al respecto.
En estas informaciones sobre “impacto medioambiental” expertos y periodistas se refieren a la contaminación del aire y las lluvias ácidas producto del incendio, pero apenas exponen el peligro de estas para la vida humana. El impacto en la vida de animales y plantas y, en general, los ecosistemas afectados, todavía queda por confirmarse.
Contexto
Según informaciones oficiales, el humo procedente del incendio transportó dióxido de carbono, dióxido de azufe y óxido nitroso. Dolores de cabeza, presión alta, enrojecimiento de la piel, espasmos musculares son los síntomas del envenenamiento que produce respirar altas concentraciones de dióxido de carbono, por ejemplo. Por su parte, la lluvia ácida producto de la combinación de los contaminantes antes mencionados, puede afectar los ojos, la piel, provocar pérdida del cabello, entre otros efectos colaterales a la salud humana.
Pero un desastre ambiental de este tipo puede impactar drásticamente ecosistemas enteros, muchas veces causando daños irreversibles:
El dióxido de azufre, por ejemplo, al precipitarse en las lluvias ácidas, su toxicidad provoca la destrucción de plantas, vida silvestre, además de la acidificación de las aguas superficiales. El dióxido de carbono, por su parte, es la sustancia que más contribuye al efecto invernadero al absorber gran parte de la radiación solar, reteniéndola cerca de la superficie terrestre y produciendo su calentamiento progresivo. El óxido nitroso también actúa como gas de efecto invernadero, y en la atmósfera puede generar contaminantes como el amoníaco y el ozono, que puede afectar el crecimiento de las plantas.
La acidificación de las aguas superificiales a partir de lluvias contaminadas daña a las plantas y animales, y empobrece los suelos, eliminando nutrientes esenciales del mismo: liberando elementos tóxicos presentes de forma inactiva en el suelo como aluminio y magnesio que daña a los microorganismos que en él habitan. La acidificación del suelo daña además a los animales herbívoros a través de las plantas que ingieren. En las áreas donde el fuego actuó, los cambios en las propiedades del suelo son más evidentes, provocando la disminución de la diversidad de microrganismos y acelerando procesos de erosión.
Según la página del gobierno de la provincia de Matanzas, "el espacio geográfico que ocupa Matanzas acoge bosques siempreverde mesófilo, de ciénaga, de mangle, el matorral xeromorfo espinoso sobre serpentina y las comunidades herbáceas secundarias": ecosistemas todos de gran valor para Cuba y el planeta. Cabe agregar además, que los componentes contaminantes a través del aire pueden moverse y afectar ecosistemas distantes en Cuba y fuera de ella.
Los incendios, de manera general, favorecen el efecto invernadero y el cambio climático, por lo que de acuerdo a las altas temperaturas que experimenta actualmente el planeta Tierra, su prevención y rápido manejo deberían ser una prioridad en cualquier sociedad.
¿Qué hacer ante un desastre ambiental de este tipo?
Ante un desastre de este tipo se hace aún más evidente la necesidad de tomar acciones para revertir las consecuencias de la contaminación ambiental y prevenir otros eventos.
En primer lugar, ante la ocurrencia de un desastre así podemos proteger a las plantas de las lluvias ácidas evitando que caiga agua directamente sobre ellas: para ello las plantas pequeñas pueden ser salvaguardadas a la vera de arbustos y otros árboles más grandes y resistentes, también pueden resguardarse poniéndolas bajo techo o cubriéndolas con un plástico grueso.
Por otro lado, para mitigar las consecuencias de la contaminación del aire, es útil trabajar por extender y enriquecer las zonas verdes, especialmente en las ciudades y sus alrededores, en zonas públicas o particulares, a través de políticas gubernamentales, o iniciativas individuales.
En las zonas que han sido afectadas directamente por la quema del incendio, las políticas de recuperación deben ser más intensivas, recordando que la propia naturaleza a través de sus ciclos pueden restaurar el orden natural bloqueado. Entonces luego de quitar infraestructuras dañadas y contaminantes del suelo, las plantas por sí mismas, si se les permite, pueden restaurar la salud del suelo y equilibrar el proceso de las lluvias.
A nivel gubernamental, la transición hacia el uso de energías limpias (eólica, solar, etc.) en vez de combustibles fósiles prevendría eventos de este tipo y a largo plazo garantiza una interacción más armónica con los ecosistemas. La educación a gran escala sobre estos temas es imprescindible.
A un nivel individual todos podemos contribuir con acciones como la recolección de semillas de especies nativas y con ellas reforestar patios, espacios públicos, parques, etc.
Según The Climate Reality Project algunas otras acciones sencillas para contribuir a la restauración de los ecosistemas desde cualquier lugar en el que te encuentres:
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Planta árboles.
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Limpia los bosques, ríos y lagos.
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Consume de forma consciente.
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Protege la biodiversidad.
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Apoya la regeneración natural de ecosistemas.
El tiempo es ahora.
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