Entre una larga lista de reptiles que habitan en Cuba (unas 136 especies reconocidas), alrededor del 80% son especies oriundas de la Isla. Este especial regalo de la naturaleza que brinda criaturas únicas con sus respectivas funciones en el mantenimiento del equilibrio de sus ecosistemas, también conlleva la alta responsabilidad de cuidarlas y protegerlas de la caza furtiva y otros factores que amenazan su vida.
En la lista de reptiles que habitan en Cuba, destacan 6 especies de tortugas. Hay una que conocemos muy bien pues acompaña muchos hogares cubanos y para una herencia cultural africana-taína es considerada de buena suerte o “limpiadora energética” de los espacios donde esté: la jicotea. Las otras 5 especies restantes son tortugas marinas y, desgraciadamente, todas están en peligro de extinción.
El Tinglado y la Golfina son las dos especies de tortugas marinas menos conocidas de las que habitan en Cuba, ya que desde sus primeros registros sus poblaciones era menores y más difícil encontrarlas. Las imágenes de estas especies son casi inexistentes ya que durante los últimos 20 años su peligro de extinción se ha agravado y puede ser que ya estén extintas del todo.
Por otro lado, la Caguama, más popularmente conocida y con varios registros durante el siglo XX, en los últimos años es cada vez más rara de encontrar, una señal de un decrecimiento significativo de su población, entre otros, por la caza excesiva, tanto de la tortuga, como de sus huevos, para la alimentación humana.
En esta lista, el Carey y la Tortuga Verde, aunque tampoco muestran una perspectiva demasiado alentadora, son encontrados en mayor medida que las demás tortugas.
¿Por qué son importantes las tortugas marinas?
Aunque muchos admiren las tortugas por su belleza, o por su carne, las tortugas marinas también tienen importantes roles en el mantenimiento de los ecosistemas de los que forman parte.
Las tortugas Carey, por ejemplo, influyen en la estabilidad de los arrecifes, al consumir y eliminar selectivamente a las esponjas marinas. Esto permite que estas áreas sean colonizadas por corales.
Las Tortugas Verdes se alimentan de praderas marinas (“seibadales”) lo que contribuye al incremento de la productividad y aumenta el contenido en nutrientes de estos ecosistemas.
"...estas tortugas benefician a los ecosistemas que funcionan como zonas de alimentación y crianza de langostas y peces comerciales importantes para la pesquería"
Desde otra perspectiva, estas tortugas benefician a los ecosistemas que funcionan como zonas de alimentación y crianza de langostas y peces comerciales importantes para la pesquería.
Los huevos de las tortugas marinas no eclosionados, depredados de forma natural o parasitados, aportan materia orgánica y contribuyen al flujo de nutrientes de las playas donde anidan. Así, alrededor del ciclo vital de las tortugas se crea el hábitat de otras subespecies.
Por otro lado, a partir de su alimentación, las tortugas también ayudan a controlar las poblaciones de medusas.
Factores que influyen en que las tortugas marinas estén en peligro
La pesca comercial intensiva es un primer factor que influyó en la población de estas especies. Y aunque considerada ilegal, aún se mantiene la pesca furtiva y la cosecha de huevos.
Por otro lado, se sabe que el cambio climático es un factor que, en el caso de las tortugas donde el sexo es determinado por la temperatura de los huevos, ha alterado considerablemente los nacimientos, aumentando desproporcionalmente la relación de sexos ya que nacen más hembras que machos y esto influye en el ciclo reproductivo completo.
"Debido al calentamiento global, cada vez se registran mayores tormentas tropicales, las que ocurren durante la etapa del periodo reproductivo de estas especies, afectando muchas veces las anidaciones por la erosión de la arena en las orillas de las playas, donde las tortugas han depositado sus huevos"
Debido al calentamiento global, cada vez se registran mayores tormentas tropicales, las que ocurren durante la etapa del periodo reproductivo de estas especies, afectando muchas veces las anidaciones por la erosión de la arena en las orillas de las playas, donde las tortugas han depositado sus huevos.
La contaminación y/o pérdida de sus hábitats, y la introducción de especies nuevas (también conocidas como “invasoras”) son algunos de los factores que agravan su situación. La acción humana inconsciente, como en muchos otros casos, es determinante. Como también podría ser determinante para su conservación tomar conciencia sobre cómo interactuar más saludablemente con esta forma de vida:
¿Qué podemos hacer para proteger a las tortugas marinas?
En primer lugar, no cosechar sus huevos y no practicar pesca furtiva de las tortugas marinas. Cabe señalar que una acción muy relacionada con las anteriores es no participar de la comercialización, o reducir el consumo, de los productos provenientes de las tortugas (desde su carne hasta bisutería).
Proteger la anidación de la depredación humana o animal es una acción que si tienes la oportunidad, puedes realizar. Existen grupos específicos encargados de estas acciones (como en las áreas protegidas de Guanacahabibes o Isla de la Juventud) en los cuales puedes participar del cuidado de los huevos, aprendiendo a mudar los nidos en peligro hacia lugares seguros.
Otras acciones indirectas pero no menos importantes son no arrojar basura al mar, especialmente plásticos con los que muchas tortugas pueden ser asfixiadas.
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